TRABAJAR EN UNA SUPEREMPRESA
Bueno, tercera semana en África,
segunda en Mbandaka, y aún no he
firmado la carta de renuncia. Quizá sea porque si me piro tengo que
devolver a Naciones Unidas un montón de pasta. O quizá porque mi casero Mbandakés
(o como se diga), se ha quedado con dos meses de alquiler de fianza; que para
eso sí que funcionan como europeos los hijoputas, ahora diles que te arreglen
una lámpara y verás cómo se descojonan. O quizá porque me estoy acostumbrado a esta vida y a este ritmo
(cuando el ritmo de entradas en el blog disminuya a una o ninguna al mes significará que por
fin he cogido “marchetta” africana). El caso es que aquí sigo, escribiendo el blog.
Es domingo, son las tres y media de la tarde y no se ve un carajo. ¿Motivo?
Está cayendo una tormenta de tres pares y se ha quedado todo más oscuro que las
bodegas antiguas. Mañana seguro que me dicen que de tormenta gorda nada, que
cuatro gotas mal caídas y que me dejo impresionar con poca cosa. Y es que estos
africanos lo que viene siendo atributos tienen. A lo mejor el peso es lo que
les obliga a hacer todo tan lento.
El caso es que, morfología africana aparte (habrá tiempo, muchachas, lo
habrá), hoy os quiero hablar de cómo me
estoy acoplando (o no) a la forma de trabajo de una organización de puturrumil
trabajadores (mi amigo Víctor, que en anteriores curvas se autoproclamó
hombre Wikipedia, colgará el dato exacto por aquí en pocos días). No os voy a
hablar de cosas raras ni eslóganes de marca comercial. Nada de frases como “el
orgullo de pertenecer a una organización bla bla bla…”. ¡Noooooppp! Yo hablaré de lo que hace la burocracia a los cuerpos
litrone como el mío.
Para poneros en antecedentes creo que todos sabréis que mi experiencia en grandes empresas es cero,
habiendo trabajado siempre en organizaciones familiares (o casi), donde, salvo
honrosos y poco efectivos intentos, la
organización era un poco a salto de mata. Siempre he trabajado en lugares donde la forma de aprobación o no de los trabajos realizados o por realizar era
mediante el pulgar pa´rriba o las manos a la cabeza. Llegué a trabajar en un
lugar donde se intentaba documentar todo, pero pasado un tiempo daba la
impresión (sólo daba la impresión, no penséis mal) que estaban más preocupados
de esconder documentos que de crearlos. Curioso sitio, agua pasada de todas
formas.
Con esta experiencia en grandes organizaciones me planto en Entebbe (Uganda), en una base
logística que tardas en recorrer andando
casi veinte minutos, y te preparan para un proceso de check-in que te dicen va
a durar 3 días. ¿Tres? ¿Enteros? ¿Y qué me van a ckeckinear en todo ese
tiempo? ¿Y cuantas veces?
Lo primero es rellenar una serie de datos personales, como pueden ser el nombre y los apellidos. ¿Fácil? ¡Pues no
tanto! Porque si quieres que tu nombre aparezca como ha aparecido esos 36
años que te alumbran sin cercenarte el apellido debes indicar en el apartado
apellidos (Surname, last name, o como se diga) tus dos apellidos juntos,
separados por un guión. Gracias al aviso de una amiga yo por aquí me llamo como
siempre. Bueno casi, cuando me presento
añado a “Diego” la expresión “just like Maradona” para que no me llamen nada raro.
Si no me hubiesen avisado ahora sería Diego García. Mi padre debe guardar
un hueco en sus oraciones para mi amiga, y darle las gracias, al menos hasta que se entere que es por ella en gran
parte por la que yo ando por aquí.
Segundo problema: color de ojos... ¿Y
que pongo aquí? Porque el cuerpo me pide decir que depende, que normalmente marrones pero los sábados
por la mañana y algún domingo (vale, y algún viernes) son rojos. Como solo
puedes decir un color te llega la inspiración oportunamente (Brown, marrón en
inglés es Brown) y solo escribes eso. Sigamos el proceso ¿Altura? Sin problemas.
¿Hijos? Esta también me la sé. ¿Dependientes? Yo siempre preferí los de cierre
Omega pero la pinza me va bien, aunque no uso. Nivel de estudios… Todo va más
que rodado (más allá de las dudas de si degree lleva dos e o una sola) hasta
que llega la pregunta: ¿Grupo sanguíneo?
Se acabó la suerte. ¿Quién coño se sabe su grupo sanguíneo? (Si os lo
sabéis todos, por favor no decir nada)
Visita al médico, análisis de sangre y resultado: B- (no es que mi grupo tenga mucha importancia pero
por lo menos lo dejo apuntado en algún sitio bien grande para acordarme para
otra vez).
Con todos esos datos te hacen la ID
(el carnet del club, para entendernos) y te mandan a una sala llena de
ordenadores donde tienes que meter los documentos que acreditas todo lo que has
puesto anteriormente. En este punto tuve
suerte gracias a que, con mi complejo de Paco Martinez Soria perfectamente
asumido, me había traído dentro de la maleta, con las gallinas, casi todos los
documentos escaneados. Si no es por eso aún estoy en Uganda. Ahora que lo
pienso, en Uganda había luz, agua y teléfono decente… Hasta wifi!!!
Definitivamente no doy una a derechas (o a izquierdas, que no se me enfade
nadie)
Con estos documentos revisados y aprobados el DSS está listo. ¿Para qué
sirve esto? Entre otras cosas para que te envíen el MOP aprobado. ¿Y esto
para qué es? Para que puedas viajar. ¿Qué pasa si, como yo, me equivoco al
poner mi dirección de e-mail por culpa de los teclados anglosajones? Que tienes
que hablar con los de CITS (algo así
como los informáticos) para solucionarlo. ¿Dónde están? En la otra punta… 15
minutos andando para que te respondan… No!!! Aquí sólo tenemos los servidores,
los que te lo pueden arreglar están el barracón B-14… ¿B-14? ¿La sala grande de
ordenadores no era la B-13? ¡Mierda! 40 minutos perdidos.
El ejemplo anterior (triste y cierto, por otra parte) es sólo la imagen del
problema que estoy teniendo y os quiero explicar. Los acrónimos. Aquí son casi infinitos, están en inglés y la gente los
maneja con una soltura que hace que te pierdas todavía más. Un ejemplo. Yo
mismo, soy un CE trabajando para el
departamento de ES, en la sección de
FCM, de MONUSCO. En cristiano, soy un Ingeniero Civil (CE) trabajando en el departamento de Ingeniería (ES, Engineering Services) en la sección
de gestión centros de trabajo (FCM,
Facilities Camp Management) de la MONUSCO
(esto último no lo traduzco que es muy largo).
Y así con todo. Cada papel, cada
empleado, cada cargo y cada procedimiento (y hay decenas de procedimientos)
tienen su acrónimo inglés, y la gente
los usa. Y yo como las vacas mirando
al tren. Lo bueno es que todo el mundo se entiende, y se ahorra tiempo, así
que supongo que es solo cuestión de tiempo adaptarse. Lo malo es que se me pegue, como se me pegaron todos los acentos de los
lugares donde he vivido, y llegando a Burgos entre en un bar y pida un STC
en vez de un Santa Teresa Cola. Ya veréis, voy a acabar pidiendo agua, que es
lo único por aquí que no tiene acrónimo, aunque sí lo tengan todos sus procesos
de obtención, purificación, gestión, embotellado, distribución, depuración y
vertido… ¿Qué no? ¿Os apostáis una CQTC (Cena que te cagas)?
Otra de las cosas que me ha dejado bastante perplejo del nivel de control
que hay por aquí es la cantidad de manos
por la que tiene que pasar cualquier pedido o trámite. Lo preparo yo
(firma), lo revisa mi jefe (firma) y lo aprueba el sheriff de Mbandaka (firma).
De aquí a Kinshasa donde sigue el mismo proceso. El control es enorme porque la entrega tiene, a su vez, un proceso
parecido. Y si falta una firma, no hay quien te tramite el pedido, ni que
sea de dos bolis byc (cristal, que escribe normal).
Voy terminando, que me enrollo. Los
dos días que me faltaba por contaros de Entebbe (no me he olvidado, es que
me lío) son la demostración de lo anglosajona
(Norteamericana quizá es mejor) que
es esta organización. Se dedicaron dos días a darnos charlas sobre temas muy diversos, pero explicando muy claramente todos los actos y las consecuencias (como
lo de escribir en las tazas del Starbucks “el café quema, tenga cuidado y no
sea tolondro”) en las que nos podíamos ver envueltos. Y hay cosas que está bien saberlas y aclararlas, porque pueden crear
alguna confusión, pero no creo que
sea necesario que me expliquen que si conduzco un coche de Naciones Unidas
borracho y como consecuencia de ello mato a alguien me van a echar y me van a
poner una lista negra para no entrar más; ni que si me pillan sodomizando
(pongo la palabra suave) niñas o niños me
van a quitar los privilegios para que sepa cómo se las gastan los tribunales de
estos países. Lo peor es que si
avisan (y nos hacen hacer cursos online sobre estas mismas cosas) es porque ya habrá habido quién lo ha hecho
y encima habrán tenido que ayudarlo. En fin. Estoy a salvo. Desde que estoy
aquí me he bebido dos cervezas (una era una especie de Shandy, sí que cuenta
como media) y lo de los niños… Con eso no voy a hacer ni bromas.
Con todas estas cosas creo que al final van a conseguir hacerme un tío
organizado y con un poco de suerte consigo
el título de “hombre de provecho” antes de los 50…. En lo mejor de la vida!!!.
Antes de poner el CIAO de siempre deciros que me han encantado y emocionado (porque que me haga de provecho no
significa que deje de ser una nenaza) todos
y cada uno de los comentarios que me habéis dejado en el Facebook, en este blog,
por mail o por teléfono. Os mandaría
un millón de besos a cada uno, pero aún no sé cuál es el papel ni el
procedimiento para que los de MOVCOM (el NACEX o el SEUR de esta empresa) os los hagan llegar desde Mbandaka hasta
vuestras casas. Os responderé a todos, lo prometo, no por nada, solo porque me
apetece. Bueno, a todos no. A los que me estáis mandando mensajes al wassap
que sepáis que no puedo responderos porque….. NO TENGO WASSAP!!! Pero no os preocupéis, porque cuando pille una red wifi (en unas 6
semanas espero) los voy a recibir todos
juntos y me va a hacer más ilusión.
Lo dicho, otro rato más, que me está
entrando el virus TIA (This Is Africa) y me voy a echar una siesta.
CIAO.
JAJAJA lo del cierre Omega creo que solo lo pillo yo.
ResponderEliminarFirmado La sargento de Hierro de tu hermana:
Maria Jose Cortizo.
Puede usted proceder a escribir el siguiente capitulo ASAP (as soon as posible) ya ves te lo copio todo.
Ay Corti... me troncho contigo, leerte es como escucharte... un beso muy grande y sigue ahí deleitándonos con tus experiencias por estos lares... cuento los días para verte... besoooosss
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